La panacea del quiosquero y el supermercadista usurero, un limbo para los oportunistas indeseables, un bálsamo para los cargosos de ocasión.
Para los olvidados, un averno potenciador de resentimiento melancólico.
Su lema: una golosina por un beso.
Su modo de ser: una semana empalagada en despilfarro glucoso de "porquerías con mensaje".

me gustó tu adjetivo "glucoso".
ResponderEliminarEntre la semana de la dulzura y el día del amigo no sé con qué me quedo!
ResponderEliminarExtrañaba estos posts. Gracias!
ResponderEliminarja ja que cursis.
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